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Munch es más que El Grito

Si hace doce años me preguntaran cuál es mi artista favorito, no tendría ninguna duda: Edvard Munch. Con mi escasa formación en Historia del Arte por aquel entonces, es entendible que me gustara uno de los artistas más icónicos del arte vanguardista. Con los años, la investigación, y la formación, he conocido a otros tantos artistas que me conmuevan más o menos que Munch, pero él siempre estará en mi top ten.

Edvard Munch es mundialmente conocido por su obra El grito. Y tal es el reconocimiento de esta obra, que ha inspirado películas comerciales de terror adolescente (Scream) e incluso ha dado el salto al mundo digital contemporáneo convirtiéndose en un emoticono del Whatsapp. Es una de esas obras icónicas (mainstream que se dice ahora) que todo el mundo ha visto y que todos reconocen, al igual que la Gioconda de Leonardo o Los girasoles de Van Gogh. 

"El Grito" es una de las obras más reconocidas de Munch

Pero así como Van Gogh es más que unos girasoles, y Leonardo es más que una sonrisa enigmática, Munch es más que un grito. Y el Museo Thyssen-Bornemisza ha querido reflejar esta idea en su nueva exposición: Edvard Munch. Arquetipos


Edvard Munch (Noruega, 1863-1944) es considerado uno de los padres de la modernidad, a caballo entre la pintura tradicional académica y la experimentación. No podríamos englobar su pintura dentro de un estilo cerrado, aunque se le tilde de expresionista; a pesar de que sus primeras obras gozan de una clara similitud con la realidad, con tintes académicos y naturalistas, pronto derivó de manera radical en un estilo más personal, centrado en la emoción más profunda.

Uno de los aspectos favorables de esta exposición es que se trata de una retrospectiva tratada desde la temática y no desde la cronología. No vamos a hacer un recorrido a través de la pintura de Munch desde sus inicios hasta su muerte, sino que vamos a adentrarnos en el mismo mundo del artista, en lo más profundo de sus emociones. Las preguntas que responde la muestra son claras: ¿Qué le preocupaba a Munch? ¿Por qué pintaba esas escenas? No hay nada más enriquecedor que conocer al artista desde dentro. 

El nombre de la exposición ya nos da una pista sobre esto. Arquetipos hace referencia a los conceptos, a la temática (por así decirlo) que trató Munch en su pintura. Fue un pintor atormentado, perseguido por la desgracia, la enfermedad y la muerte. En su pintura no encontraremos temas agradables, apacibles, y sosegados, sino que se experimenta el lado más gris del ser humano. Entre ellos encontramos: 

Melancolía
¿Qué tiene la melancolía que es tan adictiva? Ese momento de reflexión y añoranza de un (supuesto) pasado mejor. Munch sabe expresar esta viva emoción en la obra Melancolía, en la que la figura humana queda relegada a un rostro en una esquina, dando importancia a un paisaje solitario que, inevitablemente, invita a la introspección. 

Muerte
Tan temida y tan presente en la obra de Munch, cobra especial importancia en La niña enferma (1907). El sentimiento desgarrador ante la enfermedad (probablemente terminal), se hace visible en la figura femenina que la acompaña. Dolor e impotencia reunidos en una sola imagen que habla por sí misma. 

La niña enferma (1907)

Pánico
El siglo XIX fue el siglo de la industria, y las ciudades empezaron a convertirse en centros de ruido y aglomeración, en las que reinaban sensaciones como la agonía, la angustia, y el agobio. Munch intentaba huir de esas emociones, pero igualmente las expresó en obras como Ansiedad (1896), y el famoso El Grito, como símbolo de la sociedad moderna. El grito desgarrador simboliza esa necesidad de desahogo, de escapar de un mundo cada vez más rápido, ruidoso y hostil.

Sobre El Grito, él mismo escribía:
"Un día al atardecer yo caminaba por un sendero en los alrededores de Kristiania- en compañía de dos camaradas. Era una época en que mi alma estaba destrozada por la vida - el sol se ponía - acaba de descender bajo el horizonte. Entonces una espada fulgurante y sangrante desgarró la bóveda celeste. El aire se volvió como de sangre - estriado de llamas. Las colinas se volvieron de un azul profundo. El fiordo se volvió azul acero - el rojo sangriento y estridente en el camino y en la rampa. El rostro de mis compañeros se volvió blanco-amarillento. Yo sentí como un gran grito - oí verdaderamente un gran grito. Las líneas de la naturaleza estaban entrecortadas de colores - líneas y colores vibraban en un movimiento - no solo mis ojos captaban estas vibraciones de luces sino también mis oídos - entonces oí verdaderamente un grito. Fue entonces cuando pinté El Grito". 

Mujer
La mujer es uno de los temas más utilizados en la historia del arte, y Munch no iba a ser menos. En la exposición, podemos ver cómo trata el artista el tema femenino, desde la inocencia de la pubertad hasta la seductora femme fatale

Cenizas (1925)
Amor
Un beso íntimo, discreto. Dos figuras se convierten en una sola, ¿qué hay más romántico que eso? La fusión de dos cuerpos en uno, en el que no hay límites, no hay líneas, solo una figura abstracta que engloba toda la emoción. 

"El beso", en diferentes versiones y formatos. Uno de los temás más utilizados por Munch.

Desnudos
Otro de los temás más recurrentes, herencia del arte académico. Munch utiliza el desnudo para expresar, para emocionar y conmover al espectador. En mi opinión personal, esta sala posee dos auténticas joyas de la exposición. Los dos "desnudos llorando", colocados uno al lado del otro, son la más pura expresión de todo lo que Munch quería reflejar en sus obras: el dolor y la angustia, unidos a la belleza del cuerpo femenino y el trato expresionista del color. 
 
Desnudo llorando (1913)

La exposición está formada por un total de 80 obras, la mayoría procedentes del Munch Museet de Oslo, además de otros museos como la National Gallery de Washington, el Metropolitan de Nueva York, el mismo Museo Thyssen, y colecciones privadas. Es una de las retrospectivas más importantes de este pintor fuera de Oslo, a pesar de que ahora, al mismo tiempo, se está mostrando su obra en comparación con la de Vincent Van Gogh en la exposición Munch-Van Gogh en el museo Van Gogh de Amsterdam.

"Si no hay grito la exposición va a perder mucho" - es algo que muchas personas me han comentado. Y es que estamos acostumbrados a admirar al icono, al objeto idealizado, a la obra maestra por excelencia de la cual no sabemos ni su origen, ni su significado, ni la trascendencia, ni las características que posee y que la han convertido precisamente en uno de los mayores referentes de la pintura universal.

Que quede claro, Munch es más que El Grito, y para eso nada mejor que conocer su obra. Puedo asegurar, de hecho, que después de descubrir la pintura de Munch cualquiera podrá encontrar otra pintura que le guste o le transmita más que el famoso grito. No nos quedemos en la superficie, en lo famoso, en el mito, en lo anecdótico, y ampliemos nuestro horizonte y nuestras miras. Hay mucho más que descubrir.

En realidad, la pintura de Munch no está para contarla, sino para vivirla. Es prácticamente imposible expresar en palabras lo que Munch transmite en sus obras. De ahí que, después de doce años, siga siendo uno de mis artistas preferidos. 

¿Te animas a descubrirlo?

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